miércoles, 30 de octubre de 2013

NADA PERDURA



Dos años y medio después de la entrega anterior, por fin llega el Palookaville #21 (Drawn & Quarterly, 2013), de Seth. De nuevo en forma de libro, si cabe aún más exquisito de presentación, y de nuevo con contenidos diversos. Y releyendo lo que escribí sobre el número 20, casi podría recuperarlo punto por punto. Seth carga con una losa muy pesada desde hace tiempo, que es Clyde Fans, y yo estoy deseando que se desembarace de ella. Este número incluye las 30 páginas de la cuarta entrega, que se leen como un compromiso pesado con el que el autor cumple por puro pundonor. Aunque quién sabe, tal vez una futura edición integral me haga releerlo de otra manera.



Mientras llega ese momento, cada nueva página que Seth entrega fuera de Clyde Fans me descubre nuevas capas en un autor que a veces tengo la sensación de que vive una lucha interna. Tuve la ocasión de ver a Seth en persona en la última SPX, y allí me pareció un poco atrapado por su propio personaje. Ojo, no quiero decir que no se encuentre cómodo con su traje, sombrero y corbata, que es evidente que ya son para él como su propia piel. Pero sí me pareció que como autor ha desarrollado un perfil algo rígido que ahora le esclaviza, y dado que Seth se mueve con la velocidad de los glaciares, cambiar de rumbo le cuesta un mundo. Lo está intentando en Clyde Fans, pero sin duda donde ha encontrado su mejor vía de escape ha sido en sus cuadernos de bocetos, de los que debe de llenar una cantidad inimaginable. Es de ellos de donde en mi opinión proceden sus mejores obras: Wimbledon Green y, sobre todo, La G. N. B. doble C, y creo que también es evidente la huella de esos cuadernos en George Sprott. En el anterior Palookaville también nos encontramos con otra joya extraída de ese origen, la estremecedora «Calgary Festival». Y en este último ejemplar Seth de nuevo se supera con dos extracciones de sus apuntes privados.

La primera es original por su proceso, ya que se trata de varias tiras tomadas de su «Rubber Stamp Diary». ¿En qué consiste ese «diario del sello de goma»? Según explica el propio Seth, ante las dificultades prácticas que plantea desarrollar un diario dibujado al mismo tiempo que se produce una obra historietística continuada, tuvo la ocurrencia de producir una serie de sellos de goma con diversas imágenes genéricas (Seth paseando, Seth dibujando, una casa, el cielo, etc.) que le sirvieran de atajo a la hora de plasmar en viñetas esas estampas cotidianas que quería recoger. Como Seth explica, el sello más utilizado es el que marca tan sólo un marco de viñeta, dentro del cual dibuja precipitadamente algo a lo que no pueden dar respuesta los diversos sellos preparados. Así, las historietas resultantes son una mezcla de estampados y dibujos nuevos, y transmiten todas el aire de espontaneidad y sinceridad que se puede esperar de algo improvisado en apenas unos minutos.

La segunda pieza es más convencional en su factura. «Nothing Lasts» se presenta como extraída del sketchbook number 10, y es la primera entrega de un largo relato autobiográfico que se retrotrae a la infancia y la vida familiar, escolar e imaginativa del autor. En la entrada anterior decía que Pope ha necesitado de cierta madurez para encontrarse con lo que de verdad quería decir. Tengo la sensación de que a Seth le está pasando algo parecido. «Nothing Lasts» conmueve por la veracidad y sencillez de cada recuerdo recobrado, y lo hace de una manera a la que el Seth de los años 90 no habría podido ni acercarse. El título resulta irónico. Puede que nada perdure en la vida, pero si algo perdura de la obra de Seth, ahora mismo diría que «Nothing Lasts» es lo que más papeletas tiene para conseguirlo.

lunes, 28 de octubre de 2013

FÚTBOL. LA NOVELA GRÁFICA


Ahora ya se puede contar.

Ahora que ya ha pasado el Clásico y todos estamos más tranquilos, quiero decir.

Pablo Ríos y yo estamos trabajando en un nuevo tebeo que se titula FÚTBOL. LA NOVELA GRÁFICA.

Pablo debutó como historietista con un libro publicado por Entrecomics Comics en 2012, Azul y pálido. Es uno de los debuts más maduros que he visto en los últimos años (algo que comparte con Papel estrujado de Nadar, y creo que el hecho de que en estos tiempos estemos asistiendo a estrenos tan sólidos y ambiciosos daría para una reflexión sobre cómo ha cambiado nuestra escena del cómic, pero éste no es el momento), y yo lo disfruté enormemente. Era evidente que Pablo había puesto el corazón en un tema al que se había dedicado apasionadamente durante toda su vida, el de la ufología, y ése era también un tema muy querido para mí, y supongo que para cualquiera que se criase durante los ominosos años 70.

De modo que cuando Pablo me propuso que hiciéramos algo juntos sobre fútbol, ya sabía que lo que me estaba proponiendo era también una labor de amor. Por motivos demasiado oscuros para desentrañarlos aquí (aunque tengo mis teorías, que de momento me reservo), el mundo del cómic siempre se ha mostrado indiferente, cuando no hostil, hacia el espectáculo del fútbol, que lleva décadas siendo el hegemónico en la sociedad española. A mí es algo que siempre me ha chocado: de la misma manera que llevo toda mi vida leyendo tebeos, también llevo toda mi vida siendo un hincha.

Al igual que Pablo, yo también echaba de menos una novela gráfica que tratase sin complejos el tema del fútbol, y como no parecía que hubiese nadie dispuesto a hacerla en un futuro próximo, acabé siguiendo esa máxima que dice que si quieres que se haga algo, lo mejor es que lo hagas tú mismo.

Bueno, eso y que no sabéis cómo se pone Pablo cuando quiere algo. ¡Como para decirle que no!

Durante estos últimos meses, Pablo y yo hemos estado dándole vueltas al tema, y ahora, con un guión prácticamente definitivo y una imagen definida, el proyecto entra en esa fase definitiva que nos anima a hacerlo público. Esto es también una manera de animarse a cumplir con lo previsto. Se lo cuentas a todo el mundo y ya no te queda más remedio que hacerlo o sufrir vergüenza eterna. En resumidas cuentas: anunciar Fútbol. La novela gráfica es un incentivo personal para Pablo y para mí. Y ya sabemos lo importante que es la motivación para obtener la victoria.

No voy a entrar ahora a dar detalles concretos sobre lo que se encontrará el lector de Fútbol. Querría mantener al máximo el misterio porque es un libro completamente distinto de cualquier cosa que haya escrito hasta ahora. Sólo puedo avanzar que Pablo y yo confiamos en que guste por igual al aficionado al fútbol y al aficionado al cómic y que para mí es una obra extremadamente personal. Todas lo son, por supuesto, pero en este caso tengo aún más motivos para decir eso, como ya iré contando más adelante. Y precisamente por eso me entusiasma y me emociona poder hacer equipo con Pablo en este proyecto. No sólo porque sé que él comparte mi entusiasmo, sino también porque Pablo es un culé acérrimo, mientras que yo soy un merengue de por vida. Esto no sólo provoca una tensión insoportable entre nosotros (en mi guión el Madrid es el bueno en todo y el Barça es el villano, y sospecho que Pablo pretende darle la vuelta a todo al dibujarlo, pero eso será por encima de mi cadáver), tensión que confío hará saltar la chispa creativa, sino que además entronca directamente con esa experiencia personal e íntima de lo que significa el fútbol para mí. Que es algo que, como ya digo, iré ampliando en el futuro.

Para acabar esta pequeña introducción, apenas un par de datos más. Será un libro a color y lo publicará Astiberri. Nuestra fecha prevista de salida es mayo de 2014, para que sirva de compañía comiquera para el Mundial de Brasil. Y del precio os podemos adelantar que será menor que el de una entrada en la tribuna del Bernabéu para unas semifinales de la Champions.

jueves, 24 de octubre de 2013

BEOWULF: PRIMER VISTAZO




Astiberri acaba de hacer pública la nota de prensa de presentación de Beowulf que, como sabéis, llegará a las librerías el 22 de noviembre. En ella se pueden ver las dos primeras dobles páginas de Beowulf que hemos hecho públicas hasta ahora, y que son las que encabezan este post. David Rubín ha plasmado un momento de serenidad cotidiana en el que podemos ver a Grendel recién levantado y antes de tomarse el café con leche por la mañana. Merece la pena leer la nota de prensa completa:

Nota de prensa de Beowulf.

Aprovecho, por cierto, para llamar la atención sobre las Navidades calientes que han preparado en Astiberri. Beowulf tendrá el muy distinguido honor y placer de llegar a las librerías junto a los nuevos títulos de Manel Fontdevila, No os indignéis tanto, y de Paco Roca, Los surcos del azar, dos amigos a los que deseo el mayor de los éxitos. Y además, un nuevo volumen de la autobiografía de Shigeru Mizuki y un recopilatorio de Cesc. Todo eso y más lo tenéis aquí: Novedades de noviembre y diciembre de Astiberri.

LOS CHICOS SON GUERREROS



Hace unas semanas se montó cierto alboroto por unos comentarios de Paul Pope en los que venía a decir que había propuesto a DC una serie de Kamandi planteada como un clásico tebeo de aventuras para público juvenil, y se había encontrado con que un editor le respondía que ellos no hacían tebeos para chavales, sino para gente mayor de 45 años. El proyecto, evidentemente, quedó abortado.

Ahora acaba de aparecer el primer volumen de Battling Boy (First Second, 2013, guión y dibujo de Pope, color de Hilary Sycamore) y por fin podemos ver cuáles eran las intenciones de Pope. En parte, casi diría que Battling Boy es la crisis de los 40 de Pope. Porque algunos de los veteranos todavía tenemos en la cabeza la idea de Pope como joven promesa rompedora, pero lo cierto es que ya es un señor (como los que tenemos esa idea en la cabeza). Y conste que no digo lo de la crisis de los 40 con intención peyorativa. Las crisis de los 40 pueden ser muy productivas si no te limitas a comprar un deportivo y a volver a asistir a conciertos de rock. Te pueden dar un equilibrio y una perspectiva que tal vez antes te faltaban, un poco ansioso por la necesidad de demostrar las cosas. Y es eso lo que veo en Battling Boy: un Paul Pope que por fin ha llegado a la obra que llevaba toda su vida buscando pero que no acababa de encontrar del todo.

Battling Boy encauza todas las corrientes que siempre han animado a Pope en un solo y productivo caudal. Está el manga, está Jack Kirby y está el barniz arty. Todo junto en un vehículo que aunque está perfectamente calculado no ha perdido la chispa de lo sincero, y servido en un formato pensado para nuestros tiempos: un librito a color de 200 páginas, asequible (apenas 16$) pero atractivo. Digamos que un tankobon a la americana programado para multiplicarse en amazon y Barnes & Noble, no para quiméricos kioscos.

La idea de recuperar las viejas fórmulas del tebeo de género comercial y juvenil y actualizarlas para los usos y el público de nuestros días no es nueva. Algo de eso ya había en la línea ABC de Alan Moore, por ejemplo. Y en cierta manera es un viejo sueño de todos los que nos criamos dentro de la cultura de series y personajes del cómic de los 70 y que nos convertimos en autores en un mundo donde eso ya pertenecía al pasado. A la pregunta de si hay alguna forma de recuperar esa edad dorada perdida, algunos responden con la mera reiteración de modelos, fórmulas y formatos de otros tiempos. La respuesta de Pope, sin embargo, es la de trasladar valores que él entiende esenciales del cómic de aventuras a un conjunto estético y comercial moderno. Quedarse con la intención y variar lo demás.

Creo que Pope ha hecho admirablemente lo que tenía que hacer: Battling Boy es una lectura estupenda que va creciendo con cada página. Aunque el primer volumen está subdividido en episodios que podrían haberse desintegrado en comic books de 24 páginas, creo que el formato de 200 páginas influye de forma decisiva en la experiencia de la lectura. Hace que te sumerjas mucho más en el mundo de Arcopolis y sus personajes, y finalmente contribuye en gran medida a que el tebeo te absorba.

Me queda la duda de si será too little, too late. Una obra necesita un mercado donde insertarse, y no sé si el mercado de la novela gráfica young adult americano está ahora mismo para soportar esfuerzos serializados como Battling Boy, salvo si son megaéxitos como Scott Pilgrim. Por otra parte, el hecho de que yo haya disfrutado mucho con su lectura me dice poco de cómo pueda afectar a un chaval de doce años, que supongo que es el target de este tebeo.

En todo caso, la voluntad de hacer un esfuerzo autoral con sentido comercial parece decidida por parte tanto del autor como de la editorial, y ya se ha anunciado una secuela de Battling Boy protagonizada por uno de los personajes más interesantes de este primer volumen: The Rise of Aurora West. Un cómic que, atención, está dibujando David Rubín. Lo más alucinante es que David ha estado dibujando Beowulf y Aurora West al mismo tiempo. No me preguntéis cómo lo hace.

Por lo que me cuentan, Battling Boy ya tiene editor en España, así que no tardaréis en poder disfrutar de este manga kyrbiano. Le deseo toda la suerte del mundo.


martes, 22 de octubre de 2013

LLEGA BEOWULF


BEOWULF
Santiago García y David Rubín
Novela gráfica de 200 páginas a color. Formato 22x31. 25€ PVP.
Edita Astiberri.
A la venta el 22 de noviembre.

Hace ocho meses y medio anunciaba en este blog que David Rubín y yo estábamos trabajando en la novela gráfica Beowulf con la intención de que llegase a las librerías a finales de este año de 2013. Los plazos se han cumplido y Beowulf entró en imprenta el viernes pasado. Estará en manos de los lectores a tiempo para el próximo Salón del Cómic de Getxo.

Lamentablemente, las circunstancias me impiden estar al lado de David para presentar nuestra obra, pero sé que estará arropado por algunos buenos amigos que nos han ayudado espiritualmente durante todo este tiempo y que ahora también querrán estar al lado de la obra física cuando por fin se convierta en papel. En Mandorla iré avisando de las diferentes presentaciones y actos que se celebren en torno a Beowulf. También escribiré algunas entradas sobre distintos aspectos de la obra en próximas fechas, aunque me permitiréis que espere a que el libro llegue a los lectores para dar detalles demasiado explícitos. Queremos conservar la capacidad de sorpresa.

Porque espero que este libro os sorprenda tanto como me ha sorprendido a mí.

David entró en Beowulf según salía de los dos volúmenes de El Héroe, que a mí me parecen una barbaridad y que considero una cumbre en su carrera como autor. El David de El Héroe es tan magnífico y tan ambicioso que parecía que hubiera alcanzado la madurez, que hubiese conquistado un estilo que explorar y explotar durante los años venideros.

De manera que si algo me preocupaba de nuestra colaboración en Beowulf era que éste acabara siendo El Héroe Tomo 3, una mera continuación de lo que David acababa de desplegar.

Es evidente que en aquel momento todavía no conocía a David Rubín.

Cuando me llegaron las primeras páginas a color me quedé atónito. Aquello era inconfundiblemente David Rubín, aún más, diría que era David Rubín en su máxima expresión, pero a la vez era completamente distinto de El Héroe.

Creo que ese día fue cuando me di cuenta realmente de que el talento de David estaba a otro nivel. Es una mezcla de energía incontenible y explosiva con una visión artística bullet time que le permite trabajar con infinita delicadeza desde el ojo del huracán. Igual que el Midnighter de The Authority era capaz de ver en un instante catorce maneras diferentes de derrotar a su enemigo, David es capaz de ver en su cabeza en un instante catorce maneras diferentes de resolver una página, y elige con absoluta seguridad la más potente. Es como si su mano fuera una Caja Madre que le permite comunicar la página con el reino celestial de la inspiración mediante un Boom Tube invisible.

Para mí, y no lo digo por decir, colaborar con David ha sido una experiencia transformadora. He aprendido muchísimo, y ha cambiado mi manera de entender el cómic, tanto artística como profesionalmente. Es verdad que cada dibujante es un mundo, y los guionistas tenemos el privilegio de descubrir ese mundo distinto con cada nueva colaboración. Bueno, pues el mundo de David es verdaderamente singular y muy intenso. No se pasa por él y se sigue siendo el mismo.

Como decía, espero abundar más en los detalles de este proceso cuando el libro haya llegado a su destino, que son los lectores. Beowulf es un sueño que me acompaña desde niño y me parece casi irreal que por fin se haya convertido en libro. Es una sensación muy rara, que en parte tiene un punto de la melancolía de hacerse mayor y abandonar la infancia.

David y yo no hemos hecho solos el Beowulf. Muchas personas nos han ayudado por el camino, aunque ahora me gustaría agradecer a las que de manera más inmediata han participado en los últimos pasos de la gestación: Javier Zalbidegoitia, nuestro editor en Astiberri, que ha hecho lo imposible para que todo saliera como queríamos, y Manuel Bartual, diseñador y maquetista de la editorial, que ha ido más allá de la llamada del deber para pulir los últimos detalles del libro.

Y también me acuerdo de Javier Olivares, claro, sin quien esto nunca habría echado a andar por el largo largo largo camino que ha recorrido.

Espero que Beowulf os guste. Yo ya estoy deseando tenerlo en las manos.