martes, 6 de abril de 2010

BOBOS


Durante la gira de presentación del Vecino que terminamos Pepo y yo hace unas semanas, hemos hablado bastante del Señor Jean de Dupuy y Berberian. La forma más fácil de presentar El Vecino 1 es describirlo como una mezcla de tres fuentes distintas: Spiderman, Señor Jean y Seinfeld. Sí, la realidad es más compleja, pero es una manera sencilla de explicarse y de poner ciertos temas sobre la mesa.
Si bien la influencia de Spiderman tanto Pepo como yo la llevamos grabada en el ADN desde niños y no la vamos a perder nunca, la de Señor Jean fue más un deslumbramiento momentáneo que con el tiempo fuimos dejando atrás. A mí esto no me ha ocurrido sólo como autor, sino también como lector. Con el paso de los años, cada vez me ha interesado menos lo que hacían Dupuy y Berberian, y especialmente Señor Jean.
Pero ah, siempre queda ese recuerdo de los buenos viejos tiempos, así que uno no se puede resistir cuando se le presenta un hermoso librito a color como este Bienvenidos a Bobolandia (Dibbuks, 2010), que recopila la serie que ha ido apareciendo en El Manglar, acompañada de páginas nuevas. Bienvenidos a Bobolandia se publica en Francia en Fluide Glacial, que es una revista satírica, y por lo tanto se le presume una intención principalmente humorística. El género es la crítica social, dirigida a un grupo muy específico: los «BoBos», que no son bobos como en español (la traducción del título es engañosa), sino «Bohemios Burgueses», lo que vendría a ser algo parecido a pijos enrollados o modernos con conciencia. Bienvenidos a Bobolandia ofrece el despliegue gráfico al que nos tienen acostumbrados desde hace mucho Dupuy y Berberian, un despliegue gráfico que, me temo, hace tiempo que da ciertas señales de fatiga: la nostalgia de los grandes dibujantes de prensa de los 50 y 60 es ya un lastre que a veces les pesa demasiado, y el denso color (no sé si perjudicado por el tamaño de esta edición) hace que a veces resulte demasiado recargado. Lo cual es contradictorio, cuando su estilo se basa en la ligereza del trazo.
Pero vale, un tebeo de Dupuy y Berberian siempre es bonito de mirar, y no es difícil de leer. Otra cosa es que este Bienvenidos a Bobolandia no sea ni tan gracioso como debería ser, ni tan mordaz como tal vez pretende. Porque la crítica es demasiado distanciada y fría. Todos los personajes resultan antipáticos y carecen de rasgos redentores, y finalmente el retrato de la modernidad que se nos ofrece nos resulta ajeno. Aquí es donde Juanjo Sáez es un maestro: en la implicación personal, en el factor humano, Juanjo consigue llevarnos de la mano al corazón de la modernidad, mientras que Dupuy y Berberian parece que están hablándonos de lo que ven a través de la tele y en las revistas. Finalmente, lo suyo no es tanto una crítica de los «BoBos» como de los medios. Pero me da la impresión de que no son conscientes de ello.
Sigo queriendo mucho a Dupuy y Berberian, tal vez ahora más que nunca, ahora que empiezan a parecer un poquito venerables, un poquito desbordados por todo lo que ha venido después de ellos y a veces también gracias a ellos. Y Bienvenidos a Bobolandia es una lectura decente y entretenida, y la mar de bonita. Pero han perdido la posición que tenían hace tan sólo 10 años. Lo cual es una prueba de lo rápido que está cambiando el cómic contemporáneo.

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